La filial húngara de WAPR, bajo el
incansable liderazgo de Ida Kosza, ha organizado una sesión especial en el IX
Congreso Anual de la Asociación Húngara de Psiquiatría (Magyar Pszichiátriai
Társaság) del 24 al 27 de enero de 2018. El tema de la sesión fue el Trastorno por Estrés Postraumático (TEP) y Rehabilitación Psicosocial.
La sesión incluyó 6 presentaciones y
discusión abierta. Fue una oportunidad para revisar el estado del arte de este
tema. Los presentadores elaboraron sobre diferentes perspectivas: evidencia
psiquiátrica actual (Zeb Taintor, ex Presidente de WAPR), enfoques
alternativos, enfoques sociológicos, enfoques psicológicos (centrándose en CBT:
Shahid Quraishi, WAPR Dep. Secretario General), Trauma Transgeneracional (Ida
Kosza, presidente WAPR húngaro Rama) y aspectos especiales del trauma en
relación con la enfermedad mental severa (mi presentación).
En mi presentación, demostré que en los
últimos 15 años hay un número cada vez mayor de artículos que exploran de
diferentes maneras la relación del TEPT y los trastornos del espectro de la
esquizofrenia. En esta tendencia, hay una serie de ideas centrales que pueden
ser subrayadas. En primer lugar, los trastornos del espectro del PTSD y la
esquizofrenia (SSD) muestran una relación clara: la mayoría de los pacientes
que cumplen los criterios de esquizofrenia también cumplen los criterios para
el TEP (aunque esto se ignora principalmente); segundo, los antecedentes
traumáticos graves están claramente sobrerrepresentados en los antecedentes
biográficos de los del grupo de SSD, y esta relación parece "dependiente
de la dosis" (los niños con alto nivel de antecedentes traumáticos severos
-es decir, incesto, abuso sexual crónico o trauma complejo- tienen más de 40
veces la probabilidad de recibir el diagnóstico de SSP más tarde en la vida,
diferente de aquellos con "bajo nivel" de abuso), que solo tienen el
doble de probabilidad de la misma (). Por último, aquellos con antecedentes
traumáticos (abuso, descuido) tienen casi 5 veces más probabilidades de
experimentar alucinaciones.
Agregando a mi primera conclusión (el
trauma aumenta la probabilidad de sufrir SSP), sugerí que sufrir -y ser
etiquetado de- enfermedad mental es traumático en sí mismo. Y, además, hay una
gran cantidad de testimonios que afirman que a veces los aspectos del
tratamiento (coerción, tratamiento forzado o efectos secundarios de los
medicamentos) pueden ser traumatizantes por sí mismos.
A diferencia de aquellos que consideran
la relación entre TEP y SSD como mera comorbilidad, me uní a aquellos que
sugieren que las interpretaciones de estos hallazgos en la investigación pueden
implicar que PTSD y SSD pueden compartir parte de los mecanismos patogénicos, y
que según algunos estudios, el clásico concepto llamado
"disociación", acuñado por Pierre Janet y recuperado por terapeutas
relacionales, entre otros, puede ser ese mecanismo central. Esto podría ser
bastante compatible con los hallazgos de los neuropsicólogos. Esto también se
adapta bien a las tendencias que consideran que los criterios diagnósticos
descriptivos clásicos pueden beneficiar a actualizaciones de forma que se
centren más en un enfoque dimensional de las características clínicas de los
síntomas mentales, similar al modelo de diátesis - estrés.
Mis conclusiones en esta sesión fueron
que, como prevención primaria en salud mental -pero también por muchas otras
razones- el esfuerzo por proteger a los niños, las mujeres y las familias nunca
debería pasarse por alto. En segundo lugar, como afirman muchos interesados
-incluida la Oficina de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS-, la
psiquiatría debería esforzarse globalmente por reducir al máximo las
intervenciones no consensuales (es decir, la detención, el tratamiento
farmacológico coercitivo). Hasta qué punto estas intervenciones pueden ser
reducidas sin afectar la salud y la seguridad de la persona u otras personas,
hoy en día está bajo una gran discusión. Mientras que algunas las organizaciones de
usuarios afirman radicalmente que estas intervenciones deberían prohibirse, algunas
organizaciones familiares y profesionales opinan que una prohibición absoluta no es una medida realista y que hay situaciones en las que una persona necesita control
externo y dirección para recuperar el control de su propia mente y vida, y para
preservar la seguridad. La opinión más equilibrada puede ser que estas
intervenciones pueden y deben reducirse mejorando la capacitación
profesional y los procedimientos de de-escalado y extremando las garantías procedimentales.
Por último, informé que la
investigación muestra que los tratamientos específicos para el TEP en SSD son
efectivos para reducir los síntomas postraumáticos específicos en SSD (como
hipervigilancia, recuerdos intrusivos o insomnio) y también, tal vez no sea
sorprendente, algunos síntomas específicos del área SSD, como los síntomas negativos secundarios.
La discusión se centró en diferentes
aspectos. Se discutió por qué podríamos considerar que el trauma puede operar como un
factor de desarrollo de SSD, sobre la base del Modelo de
Vulnerabilidad. Se presentaron experiencias sobre cuán difícil es que
se pueda detectar adecuadamente el abuso infantil y cuán difícil es que el
sistema de salud pueda intervenir de manera efectiva. Se destacó la necesidad
de un mayor compromiso público, información y capacitación para servidores
públicos (no solo trabajadores de salud mental, sino también trabajadores
sociales, policías y jueces).
Este
enfoque del trauma como un contribuyente hipotético de las SSD,
junto con otros aspectos sociales y contribuyentes hipotéticos, será discutido
en el Congreso Mundial WAPR en un simposio especial, "De los genes a la
narrativa", propuesto por Francisco Pulido de España y otros colegas de la
Asociación Española de Neuropsiquiatría (Asociación Española de
Neuropsiquiatría).